Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído la enfermedad del Sida. Decide, entonces, demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso.
Este es el argumento de la famosa película ‘Philadelphia’ pero, desgraciadamente, es el caso de muchos trabajadores que ven mermados sus derechos laborales y sufren discriminación por razones de enfermedad: y en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, 1 de diciembre, nos centramos en las personas que padecen esta dolencia.
Se entiende por discriminación todo trato diferenciado hacia otra persona o grupo sin que exista una causa objetiva y razonable que lo justifique. Desde el año 1998, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirman que una persona que vive con VIH puede desempeñar cualquier empleo; de tal manera, reconocen que la exigencia de pruebas de VIH para el acceso al puesto de trabajo son totalmente injustificables. El virus del Sida, el VIH, no se contagia por compartir mesa en el trabajo, ni por usar los mismos baños de la oficina ni porque tosan o estornuden a nuestro lado.
En España es ilegal la realización de pruebas de detección de VIH sin el consentimiento explícito del trabajador. Los reconocimientos médicos en el ámbito laboral son un derecho, no una obligación, y los organismos implicados deben ser totalmente escrupulosos con el trasvase de información del cuerpo médico a los directivos.
Según datos de la Federación Trabajando en Positivo, los casos de discriminación van desde despidos, reducciones de horarios, cambios a puestos de menor remuneración y dificultades para ascender en la empresa. Una mínima parte de estos casos llegan a los juzgados ya que es muy difícil demostrar que la causa del despido fue la enfermedad y, además, supone hacer público que la persona tiene el virus del Sida. Cuando existen indicios de discriminación, se produce lo que se llama ‘la carga inversa de la prueba’ es decir, es la empresa la que tiene que demostrar que no ha discriminado al trabajador con VIH.
Hace un par de días, el Gobierno asumió el compromiso de generar ‘marcos jurídicos, sociales y normativos’ para acabar con el estigma de la discriminación que aún padecen las personas con VIH en todos los ámbitos de su vida y lo ha hecho con la firma de un pacto social, con comunidades autónomas y organizaciones. Se trata del ‘Pacto Social para la No Discriminación e Igualdad de Trato’, que establece una serie de acciones en el ámbito sanitario, laboral, educativo y científico.
Y es que, discriminación a la hora de pedir una hipoteca, de solicitar un seguro médico o para entrar en una residencia de mayores son otras de las barreras con las que se encuentran estas personas. En el 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida, apoyamos a las personas con esta enfermedad y las acompañamos en el asesoramiento legal que puedan necesitar.